La crisis del sector minero español llega a su fin.
Tras décadas de un proceso de cierre de Hunosa en nuestra comarca, la Unión Europea quiere completar el cierre total de la minería del carbón para 2014 eliminado las ayudas a la producción para esa fecha e incentivando únicamente el cierre de explotaciones, lo que sumado a la irresponsabilidad de los empresarios ha dado lugar a impagos salariales y una grave situación en la minería privada española.
El Gobierno del PSOE de Zapatero muestra una vez más su incompetencia habiendo desaprovechado la Presidencia Española de la UE para aprobar un nuevo reglamento de ayudas que habilitará la continuidad del sector, rasgándose ahora las vestiduras y eludiendo su responsabilidad, sin que la compra de carbón por Hunosa a las empresas privadas resuelva realmente el problema.
Es irónica la propuesta de uno de los artífices del cierre de la minería, el Sr. Villa, de nacionalización de la minería privada, a la que vez que colaboró y negó el proceso de cierre total de Hunosa que no sigue una lógica económica, cerrando los pozos cuando pueden sin ninguna relación con sus reservas y situación productiva.
Es necesario un frente político y social que se movilice por la continuidad de la minería en nuestro país y en Europa con ayudas más allá de 2020. Pero se necesita algo más que las ayudas actuales. Debe romperse con ese consenso por el cual la minería del carbón es un sector obsoleto a extinguir, en el que han incidido los Gobiernos sucesivos del PSOE y PP en España y la UE, a los que lo único que importa es realizar un cierre ordenado del sector sin grandes sobresaltos sociales.
El carbón es un recurso natural estratégico necesario para garantizar la independencia energética de España y Europa, máxime al no disponer de otros recursos como petróleo y gas natural, no siendo fácilmente sustituible por energías renovables, y con usos relevantes como el siderúrgico. Es importante socialmente manteniendo un buen número de puestos de trabajo en las comarcas mineras, imposibles de sostener en otros sectores. Europa y España deben aprovechar este recurso y no depender del exterior. No es casual la subida de precios del carbón internacional una vez reducida al mínimo la producción europea. Debe plantearse sin tapujos la constitución de una reserva estratégica de carbón que no sólo permita la continuidad de las actuales explotaciones sino la reapertura de nuevas minas de acuerdo con las reservas existentes.
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